El sitio arqueológico de Piedra Labrada, que coexistió con los zapotecas de Oaxaca y los teotihuacanos, entre otros grupos del Centro de México, pertenece al Municipio de Ometepec, del cual dista unos 8 kilómetros. Sin carretera que lo comunique ni transporte colectivo regular, un camión de redilas hace un viaje miércoles y domingos.
Desde 1960, el arqueólogo Román Piña Chan documentó su existencia tras emprender un recorrido por los caminos que transitaban los pobladores a lomo de mulas o caballos.
Los propios habitantes han encontrado ya unas 400 piezas, entre las que destaca la efigie (escultura) de un jugador de pelota decapitado, misma que es exhibida a las afueras de las oficinas del comisario ejidal.
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